Programas de saneamiento que previenen brotes infecciosos
La basura que rodea a los territorios afectan directamente a la salud de los pobladores. Un punteo de iniciativas que están cambiando realidades.

En diversos territorios de América Latina, los residuos sólidos se acumulan a la vista de todos, lo que se traduce a contar con espacios con bolsas plásticas arrastradas por el viento, basurales improvisados junto a viviendas, zanjas tapadas por desechos que se mezclan con aguas estancadas.
En ese escenario, la basura no solo muestra desigualdad, sino también que se trata de una amenaza directa para la salud. Brotes de dengue, diarreas infecciosas y enfermedades respiratorias se pueden desarrollar por la falta de saneamiento.
Por este motivo, ante la falta de asistencia estatal, surgen programas impulsados por organizaciones comunitarias, cooperativas y ONG que buscan cambiar este escenario con el objetivo de transformar los residuos en bienestar.
Saneamiento como estrategia de salud preventiva
La Organización Mundial de la Salud estima que cerca del 30% de las enfermedades en contextos vulnerables están vinculadas a la falta de servicios de saneamiento adecuados, por lo que cuando no hay recolección regular de residuos o tratamiento de aguas servidas, crecen las vías de contagio.
Sin embargo, en muchos territorios, las soluciones solo llegan de la mano de iniciativas locales que entienden el vínculo entre limpieza ambiental y salud pública.
Reciclando Futuro, que trabaja en el conurbano bonaerense, siendo que la organización nació hace ocho años como respuesta a un problema doble, como es la acumulación de residuos en calles y baldíos, y la falta de trabajo en el barrio.
Hoy, 60 familias viven de la separación, reciclaje y compostaje comunitario con este proyecto. Pero más allá del impacto económico, el cambio ve en cuestiones de la salud ya que según datos del centro de salud local, los casos de gastroenteritis infantil se redujeron un 40% en los últimos cinco años.
Además, cabe destacar que en la mayoría de estos programas, las mujeres ocupan un rol central, no solo son mayoría entre las recicladoras y promotoras ambientales, sino también son quienes lideran las transformaciones barriales, estando al frente de los movimientos que se generan.
En Villa Fiorito, Buenos Aires, el colectivo Mujeres del Río organiza limpiezas semanales en las orillas del Riachuelo. Pero además, brindan talleres sobre salud menstrual, prevención de enfermedades transmitidas por el agua y elaboración de productos ecológicos de limpieza. “
En este sentido, es fundamental remarcar que la base de estos programas está en la educación, es crucial haya conocimiento al respecto. Se realizan talleres de sensibilización en escuelas, clubes y merenderos, siendo que de esta forma niños y adolescentes se convierten en agentes multiplicadores, llevando el mensaje a sus hogares.
Lo interesante de estos programas es su capacidad de innovar con pocos recursos. En Villa María del Triunfo, Perú, un grupo de ingenieros y recicladores puso en marcha un sistema de biodigestores comunitarios que convierte residuos orgánicos en biogás para cocinas y en fertilizante natural.
La tecnología, adaptada a bajo costo, redujo la quema de basura y las enfermedades respiratorias asociadas al humo.
En la favela de Rocinha, Brasil, el proyecto Saneamento para Todos combina limpieza urbana con monitoreo sanitario, mediante una aplicación desarrollada junto a una universidad pública. Con este mecanismo, los vecinos reportan puntos críticos de basura o aguas residuales, y los equipos comunitarios se presenta en el lugar en menos de 48 horas.
Esta respuesta rápida permitió contener brotes de dengue y zika que, una de las cuestiones que genera preocupación cada temporada. Tal fue su relevancia en resultados que la iniciativa fue reconocida por la Organización Panamericana de la Salud como modelo de gestión comunitaria de riesgos sanitarios.
Los avances comienzan a dar sus frutos y aunque la mayoría de estos programas nacen del esfuerzo comunitario, muchos logran sostenerse gracias a alianzas con empresas o fundaciones privadas.
En México, el programa Basura Cero en Tu Colonia es un caso de gran relevancia ya que es apoyado parcialmente por una empresa de bebidas que incorporó estaciones de separación de residuos y capacitación en 20 barrios periféricos de Guadalajara.
Con este proyecto disminuyó la presencia de mosquitos en un 35% y mejoraron los índices de bienestar percibido entre los vecinos.
Pero en estos programas, convertir la basura en bienestar no es un eslogan, sino una práctica que se multiplica, sobre todo donde los camiones de recolección no llegan, donde las cloacas son promesas incumplidas, la organización vecinal y la creatividad logran abrir caminos.
De esta forma, lo que empieza como una jornada de limpieza concluye también en una transformación del tejido social, generando conciencia y reduciendo enfermedades.
Las experiencias en distintos puntos de América Latina demuestran que los programas de este tipo mejoran el entorno físico, pero también fortalecen la salud colectiva, el empleo y el sentido de pertenencia.
Frente a las amenazas, desde pandemias hasta el cambio climático, estas iniciativas locales dejan en claro que el bienestar se construye desde abajo, si desde arriba las respuestas no llegan.

