Persona usando una tablet con lápiz digital, observando gráficos estadísticos y paneles de datos en una interfaz futurista.
9, Oct 2025
Plataformas digitales que potencian los recursos de salud

El uso de la tecnología como apoyo del sistema de salud es una de las grandes transformaciones en la actualidad. Un punteo de cómo innovaciones están cambiando realidades.

En el sector del sistema sanitario, donde los hospitales son pocos y los turnos se terminan antes de publicarse, un nuevo tipo de medicina  que se alimenta de datos está dando nuevas respuestas para que cada persona logre tener atención.

Es que los datos en la atención médica son parte de la atención y con organización de ellos se genera un cambio crucial para que se puedan brindar ciertos servicios que pueden cambiar vidas. 

La tecnología, la herramienta de acceso a la salud

Plataformas digitales desarrollados por organizaciones sociales, universidades y emprendedores tecnológicos están dejando en evidencia que es posible realizar una gestión inteligente de la información para salvar vidas.

Pero peso a su gran capacidad de funcionamiento, este modelo no propone reemplazar al médico o al hospital, sino que se trata de conectar mejor los recursos existentes, anticipar necesidades y reducir el costo del error en contextos donde el tiempo tiene una gran importancia para salvar vidas.

El fin es que con el uso de estos datos existente se desarrollen herramientas de acción sanitaria, siendo que en comunidades rurales, villas o barrios periféricos  los sistemas de registro suelen ser precarios o inexistentes, las plataformas digitales sirven para organizar turnos, priorizar urgencias, mapear enfermedades crónicas y distribuir insumos de forma inteligente. 

De esta forma, al mismo momento que se siguen esperando que se pongan en marcha políticas públicas,  estos proyectos nacen desde abajo y son adaptados a las necesidades reales de la población.

Salud en Red es uno de los casos destacados al ser una iniciativa argentina creada por un grupo de tecnólogos y trabajadores comunitarios que buscaban reducir el tiempo de espera en centros de atención primaria del norte del país, donde los servicios suelen ser escasos. 

Mediante una app que se usa de forma sencilla y gratuita, los agentes sanitarios pueden llevar el registro de visitas domiciliarias, cargar síntomas y derivar casos en tiempo real para brindar atención. Esta información se centralizan en una plataforma accesible para médicos, enfermeros y promotores. De esta forma, se puede detectar brotes o complicaciones antes de que se transformen en emergencias.

Una vez que se puso en marcha este proyecto, poco se tardó en ver resultados con una reducción en las cifras de internaciones evitables por enfermedades crónicas y una gran mejora en la cobertura de vacunación infantil. 

Este tipo de proyectos crecen en América Latina, detectándose diversos cambios en utilización de la información. En Bolivia, la plataforma MiSalud Rural usa inteligencia artificial para analizar patrones epidemiológicos a partir de mensajes de texto mandados por los propios habitantes.

En Colombia funciona Red Vital, desarrollada por una cooperativa médica, que combina geolocalización y big data para conectar ambulancias comunitarias con pacientes en zonas sin cobertura estatal.

En todos los casos, el modelo funciona con la visión de poder aprovechar la información existente, para construir redes locales de respuesta rápida y mejorar ciertos aspectos del sistema de salud, que pueden ser el diferencial en recibir atención.

Muchas de estas respuestas son el resultado  del trabajo en conjunto entre la salud y la tecnología social, ya que no requieren infraestructura sofisticada ni grandes presupuestos, sino un enfoque colaborativo.

En este sentido, las plataformas funcionan como puentes entre actores que tradicionalmente operaban aislados como centros de salud, promotores, ONGs, universidades y empresas pequeñas. El factor clave es  el uso compartido de la información, respetando confidencialidad de los pacientes, pero que al mismo tiempo permitan visualizar tendencias. 

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tras un análisis del funcionamiento de este modelo, informó detectó que el uso de este tipo de herramientas digitales comunitarias tienen la capacidad de mejorar la eficiencia del gasto sanitario hasta en un 30% en zonas de bajos recursos, lo que se traduce en una mejoría en la atención. 

En Argentina, en diversas localidades comenzaron a utilizar estos proyectos como complemento del sistema público. En la provincia de Córdoba, la red Vincular Salud desarrolló un tablero digital que combina información de postas sanitarias rurales, dispensarios y hospitales. 

Con el uso de un algoritmo de priorización, los equipos pueden identificar con rapidez a pacientes de riesgo y coordinar traslados según disponibilidad real de transporte o camas. Todo sin depender de sistemas nacionales que muchas veces no contemplan las particularidades locales.

Por ello, el modelo debe contar con una fuerte herramienta pedagógica para formar a los equipos comunitarios en alfabetización digital, enseñar a leer indicadores y a usar los datos como herramienta de gestión.

En ese sentido, varias universidades públicas ya están ofreciendo capacitaciones orientadas a promotores de salud y trabajadores sociales.

Pero además de formar red de asistencia, este modelo permite que  los datos recolectados sirven para visibilizar problemas estructurales que el sistema formal no registra como falta de agua potable, viviendas precarias, contaminación ambiental o ausencia de transporte. Así, la salud se entiende desde una perspectiva integral, donde las estadísticas no solo miden enfermedades, sino condiciones de vida.

El impacto de estos proyectos tiene un gran impacto más allá de una gestión sanitaria ya que generan autonomía para brindar servicios de salud.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sorry, no related posts found.