4, Nov 2025
La salud comunitaria y las respuestas urgentes con iniciativa privada

Pese a los grandes avances de innovación y tecnología, existen comunidades en todo el mundo que no tienen acceso a derechos básicos. Son proyectos de privados los que brindar respuestas.

En muchos sitios del mundo, aun las políticas del Estado no están presentes o tardan en ejecutarse, generando diversas problemáticas. Cuando las respuestas que se necesitan tienen carácter de urgente, como son las demandas sanitarias con las que se pone en riesgo la vida de las personas,  comienzan a ser resueltas con actos de ingenio por parte de los integrantes de la comunidad, con un fuerte respaldo de privados. 

El capital privado se hizo lugar en este escenario, donde actualmente tiene un rol clave al ser el sector que da servicios de atención médica, vacunación, agua potable y educación sanitaria a comunidades que viven al margen del sistema. 

Lo que empezó  como un gesto de responsabilidad social ligado a la filantropía, hoy es parte de una estructura que da que hablar e incluye innovación, cooperación y compromiso, que redefine lo que se entiende por “salud comunitaria”.

En América Latina, Asia y África, hay en marcha diversos proyectos que combinan tecnología, logística y empatía que logran dar respuestas ante la gran carencia  de atención que preocupa a gran escala siendo que puede generar gran impacto en la sanidad de comunidades ante la imposibilidad de acceder a servicios básicos de salud. 

Empresas farmacéuticas, fundaciones, cooperativas locales y startups tecnológicas, entre otras, son parte de la estructura que comienza a dar soluciones con la creación de hospitales móviles hasta plataformas de medicina online, que funcionan sin conexión a internet. Y lo hacen como inversión en sostenibilidad y desarrollo social.

Las herramientas del sector privado que dan respuestas urgentes

Hay muchas necesidades que, por el momento, no tienen respuestas. Desde la falta de alimentos a servicios básicos y deudas estructurales, y muchas de ellas están relacionadas con la salud, que se ve afectada de manera directa. 

Ante esta situación, muchas soluciones efectivas son las que trabajan desde trabajo  comunitario, con apoyo de privados. En Perú, el programa Salud para Todos, financiado por una empresa minera del sur andino, capacita a promotores de salud locales en primeros auxilios, nutrición infantil y detección temprana de enfermedades.

Son estos agentes comunitarios los que se transforman en protagonistas de una red que cuenta con la aplicación de saberes tradicionales con conocimientos médicos básicos, con los que los habitantes de zonas aisladas no solo reciben atención, sino que aprenden a cuidarse, previniendo enfermedades. 

En México, el trabajo entre la fundación Cemefi y el laboratorio Genomma Lab dio paso para  poner en marcha el proyecto “Cuidar nos une”, que ofrece talleres de higiene, vacunación y detección de diabetes a comunidades rurales.

Más de 300 mil personas participaron en campañas de salud, con resultados exitosos en reducción de infecciones y control de enfermedades crónicas.

En el Amazonas, la fundación holandesa Terra Nova Health puso en marcha una red de consultorios flotantes que recorren comunidades indígenas y ribereñas del Brasil profundo. Cada embarcación funciona como una pequeña clínica con la que se cuenta con sala de atención, laboratorio básico y área de vacunación. 

El personal médico rota cada dos semanas, y las consultas se coordinan con los líderes comunitarios mediante radios de onda corta. Desde su creación en 2019, el programa ha atendido a más de 120 mil personas, muchas de ellas accedieron a una consulta médica por primera vez en su vida.

Pero los tipos de proyectos son diversos. Muchos de ellos con acciones medicas y otras con cambios cruciales, que directamente influyen en el cuadro de salud, como es el acceso a agua potable. 

La clave de la salud comunitaria desde el sector privado es poder brindar el acceso a agua potable. Organizaciones como Water4All, instaló más de 2.000 sistemas de potabilización solar en zonas del África subsahariana.

En América Latina, la empresa AguaClara trabaja con municipios de Honduras y Guatemala, y se encargan de diseñar y poner en marcha plantas potabilizadoras, las cuales funcionan sin energía eléctrica. Con este modelo de bajo costo y gestión comunitaria se puede brindar el servicio a diversas comunidades. 

También suman plataformas de medicina online con el uso de inteligencia artificial, con los cuales hacen diagnósticos básicos, pero necesarios, y seguimiento remoto en comunidades sin médicos residentes. En Bolivia y Paraguay, una aplicación desarrollada por la startup SaludLink usa  un sistema de reconocimiento de voz y aprendizaje automático que guía a agentes comunitarios en la para realizar consultas médicas estructuradas. 

También, empresas de biotecnología y farmacéuticas están poniendo en marcha una estructura que promete dar un giro al acceso a medicamentos. Realizan lo denominado  «donación inteligente» de medicamentos con lo cual se provee de fármacos según la necesidad de cada comunidad y la demanda, lo que evita desperdicios y asegura que los insumos lleguen. 

Estas experiencias, diversas y con distintos métodos, comparten el enfoque sobre  la salud como bien común, que requiere un acceso universal, y que esto no puede depender exclusivamente del Estado. La participación del sector privado con una orientación ética y con una visión y enfoque social, se convierte en una herramienta crucial para reducir brechas de desigualdad, que se traslada a obtener resultados en mejoras de salud. 

Sin embargo, es un ejemplo de creación de estructuras necesitando de la coordinación intersectorial, la transparencia en los recursos y la sostenibilidad a largo plazo, que son condiciones indispensables para que estos proyectos. 

En la actualidad, son más  empresas  las que entienden que invertir en salud comunitaria no es solo una cuestión de reputación, sino de resiliencia social. Hoy hay territorios donde la pobreza extrema convive con la innovación, las ideas se vuelven de gran relevancia. 

Donde no hay doctores, llegan los proyectos, las lanchas, los drones y las manos que construyen puentes para dar respuestas a aquellas importantes demandas que cambian el rumbo hacia un futuro más equitativo.

 

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