Mapas, satélites e imágenes desde el espacio transforman la salud
Para anticipar escenarios relacionados con el cuidado de la salud, el espacio se convirtió en una herramienta para la prevención.

Los brotes epidémicos ponen en riesgo a la población, sobre todo en comunidades rurales o zonas aisladas, donde pueden ser detectados pero no a tiempo. La falta de estructura sanitaria y de sistemas de vigilancia temprana son factores que afectan en este escenario en el que se busca anticiparse a los hechos.
Pero en la búsqueda de respuesta ante diversas situaciones que pone en riesgo la salud de las personas, se desarrolla una generación de satélites y tecnologías de análisis geoespacial que está cambiando la forma en la que se pueden prevenir enfermedades.
De esta forma, lo que antes se hacía en semanas de observación hoy puede anticiparse desde el espacio en menor tiempo.
Detrás de esta revolución silenciosa hay un cambio de paradigma en donde la salud pública ya no depende exclusivamente de los gobiernos o de los grandes centros de investigación, sino que está alineada a empresas tecnológicas, universidades y fundaciones filantrópicas que están usando los datos satelitales para diseñar mapas predictivos capaces de detectar, con días o incluso semanas condiciones que podrían dar lugar a un brote epidémico.
La salud vigilada desde el espacio, la herramienta para prevenir crisis
Un nuevo modelo de “vigilancia” podría dar paso al cambio de paradigma en cuanto a la relación del cuidado de la salud de la mano de la tecnología. Pero los satélites no “ven” enfermedades, sino que tienen la capacidad de leer los patrones que las preceden.
Con sus funcionalidades analíticas, estos aparatos desde el cielo pueden detectar desde cambios en la temperatura, humedad, cobertura vegetal o concentración de agua estancada siendo indicadores que, combinados con modelos epidemiológicos y datos de salud local, permiten estimar el riesgo de aparición de vectores transmisores como mosquitos, ratas o bacterias en el agua.
Organismos como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y empresas especializadas en inteligencia geoespacial están colaborando con ONGs y universidades para poner en marcha esta información en los sitios donde se debe trabajar.
El programa SERVIR es un ejemplo teniendo como objetivo usar la tecnología satelital al servicio de países en desarrollo para monitorear amenazas ambientales y sanitarias.
En zonas de África y América Latina, el SERVIR pudo anticipar la proliferación del mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue, el zika y la chikungunya. Al cruzar imágenes satelitales con datos meteorológicos, los científicos pueden crear mapas de riesgo que alertan a las autoridades sanitarias y a las comunidades antes de que los casos se multipliquen.
En América Latina, el uso de satélites para fines de salud pública está comenzando a crecer como resultado del trabajo en conjunto de universidades, startups tecnológicas y organismos internacionales.
En Brasil, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) usa datos satelitales para monitorear zonas en donde suelen haber casos de fiebre amarilla y la malaria. En Perú, una colaboración entre la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la ESA permite identificar comunidades en riesgo de enfermedades transmitidas por agua contaminada tras inundaciones.
Y uno de los desarrollos más innovadores es el realizado por la organización PATH, al diseñar un sistema de alerta temprana que combina imágenes de satélite con información epidemiológica y redes sociales.
Con este sistema se pudo detectar picos de malaria en Uganda y brotes de cólera en Bangladesh con hasta dos semanas de anticipación, lo que dio paso al accionar de personal médico antes de que la enfermedad se expanda.
Para las comunidades vulnerables, estas herramientas son grandes avances tecnológicos pero también un enfoque crucial ante la desigualdad estructural en salud, siendo territorios en los que no hay hospitales cerca y los laboratorios escasean, un mapa predictivo puede ser la diferencia entre una respuesta temprana o una crisis sanitaria.
Además, estas herramientas permiten también una gestión de recursos más eficiente, ya que identificar las zonas donde un brote es más probable ayuda a dirigir vacunas, equipos médicos o campañas de prevención exactamente donde se necesitan.
Un factor clave en esta transformación es la apertura de datos, debido a que muchas agencias espaciales y organizaciones privadas decidieron liberar parte de su información satelital, permitiendo a investigadores, ONGs y emprendedores locales puedan acceder a ellas para ser usada en proyectos de salud pública.
Esta democratización de la información está impulsando una nueva generación de innovadores sociales, dando nuevos pasos a dar respuesta ante las demandas sanitarias.
Hoy, con el uso de tecnología satelital se accede a herramientas para crear estrategias ante posibles crisis. Cada imagen que se obtiene desde el espacio puede tener un dato sobre el próximo brote, pero la clave está en interpretar esa información a tiempo y convertirla en acción.
Los avances que están generando real impacto están siendo desarrollado a partir de la colaboración entre distintos actores como científicos, fundaciones, tecnólogos y comunidades locales que entienden que la salud pública puede pensarse de manera integral.

