Capacitaciones en salud con realidad aumentada
De la mano de la tecnología se propone un nuevo modelo de aprendizaje que da acceso al conocimiento a bajos costos. Un punto de su uso e incorporación.

En zonas rurales y alejadas de América Latina, el acceso a la educación sanitaria es caso y se vuelve un privilegio. Las distancias, la falta de infraestructura y el poco médico personal son factores que inciden en que las comunidades no reciban información actualizada sobre prevención, primeros auxiliares o cuidados básicos.
La tecnología se está convirtiendo en una herramienta de gran importancia para la salud pública, con la incorporación de la realidad aumentada.
La realidad aumentada está cambiando la forma en la que los promotores de salud comunitaria acceden a formación, aun estando en zonas con escasa infraestructura y conectividad, con el uso solo de tecnologías como lentes, aplicaciones o teléfonos inteligentes,
Con esta tecnología, es posible aprender a identificar síntomas, aplicar vacunas o atender emergencias básicas. Y se hace de manera inmersiva, didáctica y adaptada a contextos locales.
Aprender haciendo con la tecnología
A diferencia de los métodos tradicionales de enseñanza, la realidad aumentada permite superponer información digital, con el uso de gráficos, animaciones o instrucciones interactivas, sobre el entorno físico.
Con esta modalidad, una persona puede observar un modelo tridimensional de un cuerpo humano, practicar procedimientos o ver cómo es el recorrido de un medicamento dentro del organismo, todo en tiempo real.
En zonas rurales de Argentina, Perú y Colombia, esta herramienta es utilizada en programas piloto que buscan formar promotores de salud comunitaria sin necesidad de que estén presentes en un aula, abaratando costos.
Uno de los ejemplos se da en el norte argentino, donde un grupo de organizaciones sociales y fundaciones privadas financian la implementación de módulos de RA para capacitar a agentes sanitarios, para la prevención de enfermedades endémicas como el dengue o el Chagas.
Con el objetivo de ofrecer herramientas que mejoren las capacidades locales sin depender exclusivamente de la presencia de instructores o profesionales de la salud, este modelo crece ya que la formación de promotores de salud en zonas rurales cuenta con una brecha educativa.
Muchos de los voluntarios y agentes comunitarios no cuentan con formación previa en ciencias de la salud ni con acceso a internet estable. Por ello, la realidad aumentada es una herramienta de gran relevancia ya que tiene la ventaja de ofrecer aplicaciones que pueden funcionar sin conexión constante y no necesitan de equipamientos costosos.
Las capacitaciones hacen con un enfoque visual, intuitiva y práctica. Por ejemplo, haciendo un módulo de primeros auxilios se muestra con animaciones superpuestas, destacando los pasos correctos para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) sobre una figura virtual.
Otro módulo permite identificar signos de deshidratación en niños mediante simulaciones interactivas, donde los usuarios tienen que tomar decisiones rápidas frente a situaciones de emergencia.
El crecimiento de este tipo de modelo depende del apoyo de donantes privados y fundaciones que ven a la tecnología como vehículo de inclusión, ya que son este sector los que se enfocan en potenciar proyectos de este estilo. En muchos casos, la financiación es por parte de empresas del sector tecnológico que buscan generar impacto social más allá del mercado.
En 2024, Fundación Meraki y Tech4Good Global lanzaron en conjunto el programa Salud Aumentada, que actualmente capacita a más de 300 promotores comunitarios en el norte del Perú y el sur de Ecuador.
Cada uno de los participantes de este proyecto recibe un dispositivo móvil con contenido educativo precargado y un kit de herramientas básicas de salud.
Pero lo cierto es que una de las claves del éxito de la RA en este tipo de programas está en la adaptación cultural y lingüística de los contenidos. En comunidades indígenas del Chaco o del Amazonas, los módulos de aprendizaje incluyen narraciones en lenguas originarias y ejemplos basados en situaciones reales del entorno, por ejemplo.
Teniendo en cuenta este aspecto, no solo se mejora la comprensión, sino que también refuerza el vínculo entre la tecnología y la identidad local. Los promotores de salud se convierten en agentes de cambio.
Por ello la incorporación de la RA es mucho más que la incorporación de la tecnología, es un cambio de paradigma, ya que es poder trasladar el conocimiento al territorio y democratizar el acceso a la educación en salud sin depender exclusivamente de los sistemas públicos, ya que permite construir redes de cuidado que funcionan desde la base comunitaria, potenciadas por la innovación.
A medida que el costo de los dispositivos es menor y las aplicaciones son más accesibles, la realidad aumentada gana espacio para ser una herramienta de base para la educación sanitaria.
La salud pública del futuro puede que no dependa únicamente de hospitales o ministerios, sino también de herramientas simples, accesibles y poderosas que dan lugar a las comunidades aprender, cuidar y enseñar desde cualquier lugar.

