Manos de una persona vertiendo cápsulas azules y blancas desde un frasco plástico sobre su palma.
20, Oct 2025
Medicamentos gratuitos y laboratorios solidarios gracias a donaciones privadas

El acceso a la medicación comienza a atravesar una transformación debido al impulso de un cambio de modelo, con el gran aporte de donantes visionarios que buscan un impacto social.

En todo el mundo, el acceso a medicamentos atraviesa un momento crítico. Millones de personas esperan poder conseguir los fármacos que necesitan para enfrentar tratamientos. Es en este escenario que los laboratorios solidarios están dando un giro en lo que respecta al papel del sector farmacéutico en la salud pública. 

Son las alianzas de programas estatales y donaciones privadas las que están abriendo un nuevo camino para garantizar tratamientos gratuitos y sostenidos a comunidades vulnerables. Se tratan de programas en los que la filantropía se une a la ciencia para fabricar, distribuir y donar medicamentos esenciales a poblaciones que  quedan  excluidas de la atención médica.

El acceso de medicamentos cambia vidas 

El modelo de los laboratorios solidarios surgió como respuesta a las emergencias sanitarias que hay en todo el mundo. En los años 90, cuando los tratamientos contra el VIH eran inaccesibles en África y América Latina, se lograron hacer las primeras alianzas entre farmacéuticas y fundaciones privadas, para que esa medicación llegue a los territorios de demanda. 

Con este inicio, de un trabajo en cooperación, se dejó en evidencia que la donación de medicamentos no solo salvaba vidas sino que también se puede crear redes de distribución sostenibles para asegurar una continuación de tratamientos. En la actualidad, este modelo creció y evolucionó, cambiando millones de vidas.

Fundaciones como la Bill & Melinda Gates Foundation, la Fundación Rockefeller, o programas como la Fundación Mundo Sano en la Argentina y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) en Brasil, potenciaron sus programas e integran la investigación, producción y  entrega gratuita de fármacos esenciales. 

De esta forma, lo que empezó como una acción humanitaria se transformó en un modelo de innovación social donde la inversión privada se convirtió en una herramienta clave para dar respuesta a una demanda urgente. 

En la Argentina, el trabajo entre laboratorios nacionales y donantes privados permitió lanzar programas como “Acceso Saludable”, que da tratamientos gratuitos a personas con enfermedades crónicas, que no tienen cobertura médica. 

Con donaciones y acuerdos con farmacias locales, más de 150.000 pacientes con hipertensión, diabetes o enfermedades respiratorias pudieron continuar sus tratamientos sin pagar por ellos. 

En África y Asia, el  Programa de Medicamentos Esenciales  se convirtió en un modelo replicado por diversos países, debido a su gran éxito. Cada año, millones de dosis de antiparasitarios, antibióticos y vacunas se distribuyen gratuitamente a través de hospitales rurales y centros de atención primaria. 

Además, en muchos de estos proyectos con la donación privada y alianzas se incluye poner a disposición tecnología y capacitación local, permitiendo que los países receptores puedan, con el tiempo, producir sus propios medicamentos genéricos. De esta forma, se busca generar autonomía sanitaria.

Algunos laboratorios crearon divisiones específicas dedicadas a la producción solidaria. Novartis, por ejemplo, lanzó  “Novartis Access” con el objetivo de fabricar medicamentos accesibles para enfermedades no transmisibles en países de bajos ingresos. Parte del financiamiento es por parte  de aportes privados.

En América Latina,  este modelo también crece. La Fundación Huésped y la Fundación Garrahan colaboran con pequeños laboratorios y benefactores para garantizar el acceso gratuito a tratamientos oncológicos y pediátricos de alto costo.

Con este esquema no solo se cubre el costo del medicamento, sino también los logísticos, de almacenamiento y transporte, lo que convierte a estos proyectos en una estructura integrales de acceso sanitario.

Además, los avances en biotecnología y la digitalización de procesos permiten que los costos de producción sean menores y lo que permite fabricar medicamentos de alta calidad a un bajo precio y también distribuirlos gratuitamente sin depender de los planes del Estado.

En cuanto a los donadores que generan esta gran transformación en la industria, en muchos casos son individuos o familias con una visión de impacto a largo plazo. Algunos financian líneas de investigación, otros buscan sostener el funcionamiento de las plantas o la distribución en comunidades remotas.

El Fondo de Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), es una alianza público-privada fundada por donaciones de fundaciones europeas y filántropos individuales, con el objetivo de desarrollar tratamientos para patologías desatendidas como el mal de Chagas, la leishmaniasis o el dengue.

La organización trabaja junto a laboratorios locales en América Latina y África, compartiendo patentes, para impulsar la producción en el territorio. 

Estas inversiones tienen la característica de  buscar un impacto social como es salvar vidas, reducir desigualdades y fortalecer los sistemas de salud desde lo comunitario. Es que la participación privada brinda  agilidad y sostenibilidad. 

El auge de los laboratorios solidarios está marcando un cambio paradigma, ya que por primera vez, el sector farmacéutico está mostrando que puede ser protagonista en la reducción de brechas sanitarias sin esperar a la acción del Estado. 

A través de donaciones privadas, innovación social y compromiso ético, las empresas y fundaciones están construyendo una nueva narrativa con la visión del medicamento como bien común. A veces, son los gestos solidarios y la visión de quienes deciden invertir su fortuna, su conocimiento o su capacidad tecnológica los que transforman el acceso a una buena calidad de vida.

 

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