Antenas rurales impulsadas por proyectos de salud digital
El acceso al sistema de salud puede ser muy difícil para diversas poblaciones, por las condiciones de los territorios. La combinación de la tecnología y el compromiso social da una respuesta.

En las zonas rurales alejadas de las grandes ciudades, la distancia funciona como una barrera sanitaria y el acceso o no a la conectividad puede ser la diferencia entre recibir atención médica a tiempo o no recibirla nunca.
En los últimos años, surgieron diversas iniciativas por parte del sector privado y de organizaciones comunitarias y dejaron en evidencia que la salud digital no depende solamente de la infraestructura estatal. Desde la instalación de antenas rurales hasta la instalación de plataformas de atención online, un nuevo tipo de acceso a la atención se da gracias a la combinación entre tecnología, compromiso social y visión de futuro.
En comunidades del norte argentino, en la Patagonia profunda o en los valles cordilleranos, la llegada de internet es un gran desafío. Es en este escenario que proyectos como “Salud Conectada”, una iniciativa entre cooperativas locales y empresas tecnológicas, están cambiando el presente de muchos.
Este programa se enfoca en instalar antenas de baja frecuencia alimentadas por energía solar, capaces de conectar pequeños centros de salud y postas sanitarias con hospitales de referencia a cientos de kilómetros.
Gracias a este acceso, médicos rurales pueden consultar en tiempo real con especialistas, mandar imágenes diagnósticas o recibir capacitaciones sin tener que trasladarse hacia sitios que brinden conexión.
El rol del sector privado y el trabajo local
Este modelo para el acceso a conexión no nació de un plan realizado por entidades estatales, sino del aporte de distintos actores como empresas de telecomunicaciones, cooperativas eléctricas, organizaciones médicas y fundaciones tecnológicas.
Cada una de las partes brinda una herramienta de gran importancia. Las empresas dan la infraestructura y el know-how técnico, las cooperativas gestionan el mantenimiento local, las organizaciones médicas capacitan al personal sanitario, y las fundaciones financian la instalación inicial.
En la gran mayoría de la puesta en marcha de estos proyectos instalados en zonas rurales, la innovación llega primero desde el sector privado o desde alianzas público-comunitarias que logran sortear la burocracia estatal.
Lo que diferencia a estos proyectos es que logran adaptarse a las condiciones locales y de pensar la conectividad como un derecho de salud, no solo como un servicio tecnológico.
Otro de los grandes puntos a favor de estos proyectos es que tienen sustentabilidad técnica, siendo que las antenas rurales suelen estar alimentadas por paneles solares, lo que garantiza autonomía energética y reduce costos.
La instalación de una antena base puede cubrir hasta 30 kilómetros a la redonda, y los costos se reducen gracias al avance de la tecnología solar y la fibra óptica.
Lo cierto es que una vez que la conectividad está garantizada, su potencial se multiplica y se pueden poner en marcha diversas herramientas de servicios para la comunidad, puntualmente en el rubro de la salud.
Plataformas de telemedicina rural como Médico Digital o Salud Remota da acceso a que los pacientes sean atendidos por especialistas de distintos puntos del país sin salir de su comunidad.
Esto significa un paso fundamental en lo que respecta al acceso a la salud, sobre todo en zonas donde los traslados son costosos o los caminos intransitables, por lo que esta herramienta reduce las demoras diagnósticas y los gastos familiares.
Un ejemplo se ubica en la localidad de Ñorquincó, Río Negro, donde la antena instalada en 2023 permitió conectar el hospital local con el Sanatorio San Carlos de Bariloche. En el primer año, más de 400 pacientes fueron atendidos por especialistas en cardiología, neurología y pediatría sin necesidad de viajar.
Además, se detectaron a tiempo casos que antes hubieran pasado inadvertidos, como arritmias en niños o complicaciones en embarazos de alto riesgo.
También, la digitalización de historias clínicas avanza de la mano de la conectividad, siendo que los registros online permiten hacer seguimiento de pacientes crónicos, controlar el stock de medicamentos esenciales y detectar brotes epidemiológicos.
Pero también, la conectividad transforma la formación sanitaria debido a que enfermeros, promotores de salud y agentes comunitarios logran tener acceso a capacitaciones virtuales en temas como emergencias rurales, atención perinatal o prevención de enfermedades endémicas.
Lo que este modelo deja en claro es que la salud digital es una herramienta de inclusión, que no reemplaza al sistema público, pero lo complementa ante la gran necesidad. Las antenas rurales, las plataformas de medicina online y las soluciones de energía sustentable dan paso a un nuevo paradigma de atención en que se entiende que la salud no puede esperar por lo que se puede avanzar con alianzas inteligentes y compromiso local.
Cada antena instalada en una comunidad olvidada es una señal de que el progreso puede surgir desde abajo, impulsado por la cooperación.

