Microproyectos, macroimpacto: el poder de las campañas de vacunación independientes
La vacunación en contextos vulnerables es de gran relevancia para prevenir afecciones. Un punteo de cómo se ponen en marcha.

El acceso a servicios básicos de salud puede ser limitado en diversas comunidades y poder contar con esto se convierte en un privilegio más que un derecho. Por eso, los esfuerzos que se hacen al respecto pueden generar un impacto monumental, como son las campañas de vacunación independientes.
Se trata de iniciativas impulsadas por organizaciones comunitarias, ONG, asociaciones locales o colectivos de profesionales de la salud, que se convirtieron en un instrumento poderoso para proteger a comunidades vulnerables frente a enfermedades prevenibles.
El poder de la vacunación
La vacunación es uno de los mayores avances de la medicina moderna, siendo una herramienta médica que logra mantener la buena salud de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aplicación de vacunas salva entre 2 y 3 millones de vidas por año.
Las vacunas son uno de los instrumentos más poderosos de la ciencia médica, que marcan un antes y después en la salud. Creadas para prevenir enfermedades y salvar vidas, pero es puntualmente en comunidades vulnerables donde el acceso a la atención médica es casi nulo, donde se marca la gran diferencia. En las últimas décadas, se demostró gran eficacia y se convirtió en un elemento relevante en lo que respecta a la reducción de la mortalidad infantil y en enfermedades prevenibles por inmunización.
Entre las más eficaces se destaca la vacuna triple viral, que inmuniza contra sarampión, paperas y rubéola. Con una eficacia del 97% contra el sarampión, cuando se aplican dos dosis, es clave para reducir los brotes de una enfermedad.
Sin embargo, la cifra podría ser más alta y más vidas podrían salvarse si el acceso a ellas fuera realmente universal y llegara a cada rincón del mundo. En zonas de conflicto, regiones rurales aisladas o contextos de gran marginalidad urbana, las campañas oficiales muchas veces no llegan, por lo que contar con recursos alternativos es crucial.
Es por eso que las campañas de vacunación independientes marcan la diferencia para todos. Con un enfoque comunitario, estrategias flexibles y vínculos de confianza con la población local, estos microproyectos llegar donde otros no lo que se traduce en el cambio de vida de quienes los recibe.
Un ejemplo claro es el que realiza Salud en Ruta, una organización sin fines de lucro que trabaja en la región andina del sur de Perú. A través de alianzas con líderes locales, enfermeros voluntarios y promotores de salud formados en la comunidad, se realizan campañas móviles de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) y la influenza estacional.
En tres años de trabajo, Salud en Ruta logró aumentar la cobertura de vacunación infantil en un 67% en las comunidades donde se presenta, superando los índices regionales. De esta forma, quedó demostrada la importancia del trabajo de campo.
A diferencia de los grandes programas centralizados, las campañas de vacunación independientes suelen tener cuatro elementos fundamentales. La adaptabilidad cultural y lingüística donde se diseñan desde el conocimiento profundo del entorno local, respetando costumbres, idiomas y dinámicas sociales.
Le sigue la faceta de movilidad y flexibilidad, en el que se usan unidades móviles, recorridos a pie o puestos temporales instalados en mercados, escuelas o festividades comunitarias. Le sigue el enfoque relacional en el que basan su éxito en el vínculo de confianza entre los promotores de salud y las familias.
Por último, el denominado bajo costo y alta eficiencia, es el momento que al operar con estructuras livianas y con participación voluntaria o semivoluntaria, logran un aprovechamiento óptimo de recursos.
Lo cierto es que estas campañas suelen funcionar gracias a los microfinanciamientos, donaciones particulares y con un trabajo en conjunto con instituciones académicas o redes internacionales que brindan capacitación y materiales.
Aunque estas campañas se realizan en escenarios puntuales con necesidades urgentes, su modelo se convierte en una herramienta de gran importancia para los sistemas de salud. La participación de la comunidad, la puesta en marcha de una estrategia sanitaria y la innovación pueden incorporarse en políticas públicas a mayor escala.
Durante la pandemia de COVID-19, muchas de estas experiencias sirvieron de base para estrategias de vacunación rápida en territorios difíciles. En Brasil, redes comunitarias de las favelas de Río de Janeiro fueron clave para distribuir la vacuna contra el coronavirus, desmintiendo rumores y garantizando la confianza en la ciencia.
El rol de la tecnología en las campañas de vacunación
Las nuevas tecnologías también se convirtieron en un instrumento de gran importancia para diversos proyectos de salud. Puntualmente en las campañas de vacunación, ahora se utilizan aplicaciones móviles que logran registrar el historial de vacunación, también hay drones que transportan vacunas a zonas remotas y plataformas de crowdfunding que se utilizan para financiar campañas. Todas ellas, en búsqueda de lograr más eficacia en las campañas.
En el caso de las comunidades vulnerables, estas campañas no solo se trata de un momento en el que se accede a una protección frente a enfermedades, sino que se trata de un mensaje más que importante para los pobladores, ya que son tenidos en cuenta, una señal más que relevante para ellos. Y para el resto, es una muestra de cómo la acción local puede transformar realidades.
Invertir en estos microproyectos, a través de financiamiento, formación y políticas que reconozcan su valor, no es solo se puede ser como un acto de solidaridad y humanidad, sino que es una estrategia inteligente para alcanzar objetivos de salud pública que benefician a todos. Por este motivo, impulsarlos es tener una mirada integral.

