Atención multilingüe y multicultural: sanidad privada que respeta la diversidad
Los servicios de salud deben responder a las necesidades que surgen. Poder comprender a los pacientes es una de ellas.

En escenario actual mundial donde las migraciones, los desplazamientos forzados y la movilidad internacional aumentan a un rápido ritmo, los sistemas de salud enfrentan una delicada situación que necesita una respuesta urgente: poder brindar una atención que no solo sea clínicamente efectiva, sino también cultural y lingüísticamente adecuada.
Por esto, la sanidad privada se convierte en un actor clave que pueda incorporar enfoques multilingües y multiculturales, que permiten atender mejor a comunidades diversas, muchas veces invisibilizadas en el sistema público.
Una demanda creciente para la atención en salud
La atención médica no solo se trata de un acto técnico, sino que es un proceso profundamente humano, que requiere comunicación, confianza y comprensión mutua. Para una persona que no habla el idioma local o que es de una cultura distinta, ir a un centro de salud puede ser una experiencia incómoda e intimidante que puede derivar en una atención inadecuada.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 30% de las personas migrantes señalan que las deficiencias lingüísticas es un problema en la atención generando una de las principales dificultades para recibir atención médica eficiente.
En países con un gran número de población migrante o refugiada, las clínicas privadas y hospitales que buscan tener un enfoque inclusivo indican que están frente a mejores resultados en términos de seguimiento al tratamiento, satisfacción del paciente y prevención de enfermedades crónicas en comunidades vulnerables.
Si bien los sistemas públicos deben garantizar la universalidad del acceso, la sanidad privada es la que comenzó a posicionarse como un espacio donde se puede innovar con mayor agilidad.
Clínicas, aseguradoras y hospitales privados están desarrollando modelos de atención adaptados a la diversidad, reconociendo que una atención que respeta el idioma, la cultura y las creencias del paciente no solo es una respuesta ética, sino también una ventaja competitiva.
Un ejemplo que marca la diferencia es el de clínicas privadas en ciudades con alta presencia de comunidades migrantes, como Barcelona, Toronto o São Paulo, que cuentan con personal médico y administrativo que domina varios idiomas y recibe formación en competencia cultural.
Estas instituciones ponen a disposición intérpretes profesionales, materiales educativos multilingües y programas específicos para grupos culturales diversos, como mujeres musulmanas, personas de comunidades afrodescendientes o familias de origen asiático.
Pero lo cierto es que hablar el mismo idioma no sinónimo de garantizar una atención de calidad sino que la competencia cultural va un paso más allá ya que implica reconocer y respetar los valores, creencias, prácticas y estructuras familiares del paciente.
En algunas culturas, por ejemplo, las decisiones de salud se toman de forma colectiva, y no individual. En otras, el pudor o las creencias religiosas influyen en cómo se expresa el dolor o se discuten ciertos temas.
Los servicios de salud privada que busca ofrecer una atención multicultural efectiva debe capacitar a sus profesionales no solo en lenguas extranjeras, sino también en empatía cultural, lo que incluye entrenamientos específicos sobre salud mental en comunidades migrantes, prácticas de duelo en otras religiones, o barreras de género y orientación sexual en distintos contextos socioculturales.
En este escenario, la transformación digital también tiene un papel importante en la adaptación multicultural del sistema privado de salud, ya que algunas clínicas están integrando aplicaciones móviles con interfaces multilingües, historias clínicas electrónicas que incluyen referencias culturales relevantes, y telemedicina con intérpretes simultáneos para consultas a distancia.
Estas herramientas no brindan una gran mejora en el acceso a la salud, sino que también son instrumentos que permiten reducir errores de diagnóstico y aumentan la asistencia terapéutica. Además, plataformas de inteligencia artificial están siendo usadas para identificar sesgos culturales en la atención, y a partir de sus resultados brindan a los profesionales de salud ciertas recomendaciones sobre cómo abordar ciertas situaciones de forma más inclusiva.
Estas nuevas formas de abarcar la multiculturalidad en la salud pueden llevar a pensar que se trata de un lujo exclusivo de la sanidad privada, en realidad se trata de una cuestión de derechos humanos.
El acceso a la salud debe tener en cuenta que el paciente debe tener posibilidad de recibir atención en un idioma que pueda comprender, como así también que las respuestas a su problema de salud respete la identidad cultural del paciente.
También es importante remarcar que la calidad de la atención depende del compromiso de cada profesional con la igualdad y la dignidad del paciente. Médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales y personal administrativo deben ser capacitados de forma continua para actuar con sensibilidad cultural, evitar estigmatizaciones y poder tener una escucha activa que tenga en cuenta las experiencias de migración, trauma y exclusión.
La atención multilingüe y multicultural no es solo una tendencia, sino una necesidad urgente en los sistemas de salud para que sean más justos, humanos y eficaces.

