Mano con guante médico señalando una pantalla digital con gráficos de salud como cerebro, corazón y pulmones.
22, Sep 2025
Tecnología humanitaria: cómo la inteligencia artificial llega a la salud rural

La inteligencia artificial comenzó a posicionarse como aliada para poder garantizar el acceso a la salud en zonas rurales.

En los rincones más remotos del mundo, donde los caminos de tierra son largos y el acceso a servicios de salud es un privilegio, la tecnología surge como una nueva aliada, de la mano de la inteligencia artificial (IA). 

Organizaciones humanitarias, startups tecnológicas y políticas públicas emergentes, la IA está empezando a transformar la salud rural en regiones históricamente dejadas de lado. El cambio promete ser profundo, con diagnósticos más rápidos, prevención más eficaz y un acceso a una atención más equitativa.

La brecha de salud que persiste, la IA y el avance 

Las comunidades rurales tienen diversas dificultades estructurales que son una traba para que el derecho se efectúe a la salud. Desde la falta de personal médico, escasez de insumos, infraestructuras deterioradas y dificultades de transporte, son importantes cuestiones que resolver. 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi la mitad de la población mundial vive en zonas rurales, pero solo el 38% del personal de salud trabaja en ellas. En América Latina, esta cifra puede ser aún más desigual, dependiendo del país.

En este caso, los ejes de conflictos inciden en la falta de conectividad y la baja densidad poblacional, lo que complica contar con una estructura en salud. Pero es en estos casos que la incorporación de la inteligencia artificial marca la diferencia. 

La IA no es una herramienta para reemplazar al personal de salud, sino a potenciarlo. En zonas donde un médico general debe atender a cientos o miles de pacientes, el acceso a herramientas que optimicen el diagnóstico o ayuden a identificar casos críticos puede salvar vidas.

Por ejemplo, algoritmos entrenados con miles de imágenes médicas permiten que, a través de un teléfono móvil, un agente comunitario pueda tomar una fotografía de una herida o lesión cutánea y recibir una orientación diagnóstica inmediata. Este tipo de soluciones ya se utiliza en proyectos piloto en zonas rurales ubicados en India, Nigeria y Perú.

Respecto a la salud materno-infantil, la IA también comienza a ser una herramienta de gran ayuda. Plataformas como Babyl en Ruanda o Ada Health en diversos países de África subsahariana usan la inteligencia artificial conversacional para guiar a mujeres embarazadas en sus controles prenatales, identificar signos de riesgo y poder hablar con un profesional de salud a distancia.

Asimismo, la IA también puede ser clave para tareas de salud pública en escenarios rurales con el análisis de datos de visitas médicas, sensores portátiles o encuestas comunitarias que permite anticipar brotes de enfermedades infecciosas, armar y lanzar campañas de vacunación más eficaces o distribuir recursos de forma más estratégica.

En Argentina, un proyecto del Ministerio de Salud en colaboración con universidades públicas se implementa con modelos de IA en dispensarios rurales para la detección temprana de retinopatía diabética, una complicación frecuente en personas con diabetes.

Con el uso de una simple cámara de retina portátil y un algoritmo de análisis, se pueden detectar signos de la enfermedad sin necesidad de que un oftalmólogo esté presente. La experiencia piloto, realizada en zonas del norte del país, permitió diagnosticar a tiempo a pacientes que de otra forma no habrían accedido a un tipo de control visual.

No obstante,  para que la IA funcione en lugares  rurales es imprescindible contar con conectividad, energía eléctrica constante, alfabetización digital y  marcos éticos que protejan la privacidad y los derechos de los pacientes.

Además, es fundamental que estas soluciones se generen con un diálogo con las comunidades locales, respetando sus lenguas, valores y saberes. La tecnología, por sí sola, no transforma realidades. 

El avance de la inteligencia artificial en la salud rural no es un lujo tecnológico, sino una oportunidad para reparar desigualdades históricas. Si se desarrolla con una perspectiva ética, inclusiva y sustentable, la IA puede ser una herramienta para acercar servicios de  salud a quienes más la necesitan.

No obstante, las comunidades rurales no deben ser vistas como beneficiarias pasivas, sino como protagonistas de este cambio por lo que se requiere poder Invertir en capacitación, infraestructura y gobernanza comunitaria para que la tecnología no sea solo una herramienta para “tapar” faltantes, sino parte de una transformación estructural.

Una de las claves para el éxito la integración de la inteligencia artificial en salud rural es su uso con las redes de agentes comunitarios de salud. Se tratan de personas  que ya tienen la confianza de sus comunidades y conocen el territorio, y pueden convertirse en puentes entre la tecnología y los pacientes. 

Al darle acceso a herramientas basadas en IA, no solo se mejora la calidad de la atención, sino que se fortalece el rol comunitario en la promoción de la salud. La inclusión de estos actores en el diseño e implementación de soluciones tecnológicas es esencial para garantizar su bien funcionamiento. 

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