10, Sep 2025
Cirugías en la selva: la clínica portátil en la Amazonía

La gran extensión de naturaleza deja aislado a los pobladores que están privados de una asistencia en salud. El cambio comenzó a gestarse con diversas herramientas como es el quirófano portátil.

En medio del enorme y denso bosque tropical amazónico, donde la misma geografía es la que impone grandes desafíos,  el acceso a servicios médicos especializados es limitado o nulo, pero una clínica portátil está transformando vidas de los pobladores, que históricamente están aislados de diversos servicios. 

Cirugías que antes requerían días de traslado por ríos y caminos intransitables, hoy se realizan en comunidades remotas gracias a una innovadora combinación de tecnología médica, logística adaptada y compromiso humanitario. La repuesta a afecciones curables comienzan a llegar a los pobladores. 

Medicina en medio de la selva

La Amazonía tiene más de 7 millones de kilómetros cuadrados y es uno de los ecosistemas más ricos y complejos del planeta debido a su gran extensión de naturaleza. Pero este increíble escenario natural también representa un aislamiento para muchas de las comunidades indígenas y rurales que la habitan. 

En zonas donde la única vía de acceso es mediante el agua y donde no existen hospitales cercanos, esos  problemas de salud que son considerados tratables pueden convertirse en discapacidades permanentes o en causa de muerte.

Es en este escenario de aislamiento es donde  surgió la iniciativa de crear una clínica quirúrgica portátil. Se trata de un proyecto llevado a cabo por equipos médicos interdisciplinarios que trabajan junto con comunidades locales para llevar atención quirúrgica básica y especializada hasta los rincones más inaccesibles de la selva.

El funcionamiento de esta clínica portátil es un ejemplo de ingeniería logística y adaptabilidad cultural y territorial. Cirujanos, anestesistas, enfermeros, instrumentadores y técnicos se trasladan en embarcaciones  que están adaptadas para atravesar los ríos amazónicos durante largas semanas hasta llegar a destino. 

Estas barcazas funcionan como transporte, pero también como espacio quirúrgico móvil. Cuando las condiciones lo permiten, los procedimientos se realizan en escuelas o salones comunales previamente acondicionados como quirófanos. 

En estos espacios se colocan mesas quirúrgicas portátiles, generadores eléctricos, autoclaves para esterilización, equipos de anestesia y lámparas quirúrgicas LED. Todo traslados en cajas estancas, diseñadas para resistir el clima húmedo y lluvioso del trópico.

El objetivo principal de estas clínicas es poder resolver afecciones quirúrgicas comunes pero históricamente desatendidas en la zona. Hernias inguinales, lipomas, colelitiasis, cataratas, pterigión y malformaciones congénitas simples están entre los procedimientos más frecuentes que se realizan mediante estos quirófanos.

Lo cierto es que además del procedimiento en sí, la clave fundamental es la organización y la coordinación previa con agentes comunitarios, quienes semanas antes del arribo del equipo médico identifican posibles pacientes, gestionan sus diagnósticos preliminares y preparan el espacio físico.

Durante las jornadas, se atiende a decenas de personas por día, priorizando los casos más urgentes o aquellos que comprometen la funcionalidad o la calidad de vida del paciente. Las intervenciones son gratuitas y seguidas por controles postoperatorios en la misma comunidad o a través de telemedicina cuando es posible.

Pero trabajar en la selva no es solo un desafío técnico, sino que implica respetar los valores de los pueblos originarios. En muchas de estas comunidades, las prácticas de sanación tradicionales conviven con la medicina occidental. Por eso, la interculturalidad es un pilar clave del modelo de atención.

Este enfoque no solo facilita la aceptación de las cirugías, sino que también fortalece el vínculo de confianza con la comunidad. Los equipos médicos lograron incorporar a promotores de salud de pueblos originarios como intérpretes y acompañantes durante el proceso quirúrgico, de esta forma minimizan los problemas que pueden surgir por el idioma  y aspectos culturales.

Pero por supuesto que existen otro tipo de desafíos, teniendo en cuenta el escenario en el que se trabaja. Las condiciones climáticas extremas, las limitaciones en infraestructura, la falta de conectividad y la dificultad para mantener un abastecimiento continuo de insumos médicos son solo algunas de ellas.

Además, estos proyectos muchas veces dependen económicamente de donaciones privadas, cooperación internacional y gobiernos locales, por lo que esto es clave para poder sostenerlo.  Y también existe el desafío de garantizar el seguimiento postoperatorio, una cuestión de gran importancia para detectar complicaciones o infecciones tras las intervenciones.

Para quienes participan de estas misiones, el impacto va más allá del acto quirúrgico. Cada misión e intervención fortalece el contacto social, forma recursos humanos locales, y deja capacidades instaladas como son los botiquines comunitarios, hasta conocimiento sobre primeros auxilios y prevención de enfermedades.

El modelo de clínica portátil, además de mostrar grandes resultados en la Amazonía, se convirtió en un ejemplo. Este tipo de trabajo está replicando en otras zonas rurales que tienen un difícil acceso, como es la región andina y el Chaco, donde se lleva atención primaria de la salud.

Sin embargo, su éxito  solo depende de poder combinar medicina de alta calidad con un enfoque humano, culturalmente adecuado y adaptado al territorio. Estas labores y nuevas experiencias en el área son un ejemplo que dan paso a nuevas lecciones sobre cómo  se puede acercar el derecho a la salud a quienes están marginados, lejos de las grandes ciudades.

 

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