12, Ago 2025
Salud que camina: mochilas, bicicletas y drones al servicio de la atención primaria

Para acortar obstáculos, en el ámbito de la salud se encontraron respuestas accesibles para garantizar servicios.

En las comunidades más alejadas de ciudades, donde los caminos de tierra se convierten en ríos durante la temporada de lluvias y donde el transporte público no llega, la salud no deja de ser un aspecto de importancia. Es ahí donde profesionales de la atención primaria encontraron  formas innovadoras para hacer llegar medicamentos, vacunas y cuidado médico a quienes más lo necesitan. 

Desde mochilas cargadas de insumos, bicicletas adaptadas y hasta drones de última generación son las  herramientas clave para acortar la distancia entre la salud y las personas.

Esta nueva etapa en constante transformación está ocurriendo en zonas rurales, barrios periféricos y territorios indígenas de América Latina, África y Asia, donde los sistemas de salud enfrentan múltiples barreras logísticas.

Lo que hace apenas una década parecía impensable que un médico en bicicleta traslade un refrigerador portátil o un dron entregando medicamentos en minutos, hoy es parte de respuestas para soluciones accesibles, sostenibles y adaptadas al contexto.

Elementos  que salvan vidas

En lo más remoto de los terrenos, si hay al menos una persona viviendo, el acceso a la salud es un derecho que debe tener. Pero esto se complica cuando los caminos y recursos no son los adecuados para que esto suceda. 

Ante esta situación, las respuestas para solucionar este problema fueron diversas pero algunas se posicionaron sobre otras. Desde hace años, las mochilas médicas son aliadas fundamentales del personal comunitario de salud.

Pero es en los últimos tiempos, que su diseño evolucionó para responder a necesidades específicas por ello algunas tienen compartimentos refrigerados para transportar vacunas sensibles al calor, otras incluyen kits de diagnóstico rápido para enfermedades como malaria o VIH.

En zonas rurales de Colombia, por ejemplo, las mochilas permiten a los agentes comunitarios puedan realizar largas distancias a pie para realizar controles prenatales, seguimientos de tuberculosis o aplicar vacunas a niños en edad escolar. 

Este modelo tiene un componente clave que es la confianza debido a que los promotores, que suelen ser parte de las comunidades que atienden, se convierten en un puente entre la población y el sistema de salud formal, y la mochila es una extensión de esa cercanía.

En otras regiones, donde el acceso es por caminos sinuosos o sin pavimentar se utiliza el sistema de «bicimédicos«, que son profesionales de salud o voluntarios que utilizan bicicletas adaptadas para llevar atención a comunidades distantes.

En Uganda, una ONG creó bicicletas equipadas con cajas térmicas, paneles solares y compartimentos para medicamentos. En Brasil, la iniciativa “Saúde sobre Rodas” permite a enfermeros y técnicos de salud visitar comunidades ribereñas en la Amazonía a través de bicis fluviales. 

Además de ser una solución ecológica y económica, las bicicletas permiten anteponerse a obstáculos que otros vehículos no pueden superar, como son efrentar puentes colapsados, senderos estrechos o calles anegadas. 

En algunos casos, las bicicletas también son parte de un tratamiento ya que los agentes comunitarios las utilizan para promover la actividad física y combatir enfermedades crónicas no transmisibles,  como son la diabetes o la hipertensión.

A esta lista de elementos se le suman los drones en la atención primaria que se trata de una innovación que promete un salto tecnológico, con el que busca  acortar distancias de forma inédita. 

Estos dispositivos no tripulados son capaces de transportar medicamentos, muestras biológicas y vacunas en tiempo récord, atravesando montañas, ríos y terrenos inaccesibles por vía terrestre. Ruanda fue uno de los primeros países en implementar un sistema nacional de entrega de sangre y vacunas mediante drones.

Cada vuelo evita horas o días de espera para los pacientes. En América Latina, proyectos piloto en Perú y México están evaluando el uso de drones para llevar pruebas de diagnóstico a comunidades indígenas, y reducir el tiempo de entrega de medicamentos antirretrovirales o distribuir anticonceptivos de larga duración.

Al reducir los tiempos de espera y garantizar la cadena de frío, los drones también mejoran los resultados clínicos, sobre todo en emergencias obstétricas, brotes epidémicos o situaciones de desastre natural.

Aunque estas experiencias tienen un gran potencial,  se presenta la falta de financiamiento sostenido, escasez de personal capacitado, dificultades para mantener los equipos en buen estado y falta de normativas regulatorias, sobretodo por el uso de drones, son solo algunos obstáculos a los que deben encontrarse respuestas.

Además, el éxito de estas estrategias depende de una planificación que se haga en el territorio, para que se articulen los esfuerzos de los ministerios de salud, las organizaciones comunitarias y los aliados tecnológicos. No se trata solo de entregar un paquete, sino de integrar la atención móvil a un sistema de salud más robusto y equitativo.

Pero estas estrategias móviles son más que un atajo sino que son una propuesta ética. La salud sobre pies, ruedas o hélices deja en evidencia que el derecho a la atención se debe cumplir y garantizar. 

 

 

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