Primer plano de dos mujeres en una sesión de terapia ocupacional, con contacto de manos sobre una mesa con letras de colores.
7, Ago 2025
Cuando curar también es escuchar: iniciativas privadas con enfoque emocional

El cuidado de la salud en todas sus facetas es de gran importancia para el bienestar. Un punteo sobre la relevancia de los programas para impulsar esta atención.

En los grandes centros urbanos y comunidades rurales olvidadas por las políticas públicas, la salud emocional suele no ser tomada en cuenta. Pero en los últimos años, se crearon iniciativas privadas, que comenzaron a cambiar esta realidad, pudiendo demostrar que curar también implica escuchar. 

La salud mental y emocional aún carga con estigmas y silencios, por lo que estas propuestas logran dar un paso en el camino que hay entre el acceso a servicios sanitarios y la contención emocional para las poblaciones más vulnerables.

Poder incorporar esta atención de la mano de profesionales es de gran importancia, lo cierto es que en un escenario donde el acceso a los cuidados de salud básicos no está garantizado esta rama de atención no es valorada. De aquí la importancia de la intervención de privados para dar acceso a este servicio de gran importancia. 

La salud emocional como parte del derecho a la salud

En América Latina, la salud mental sigue siendo una de las áreas más desatendidas por los sistemas públicos. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que menos del 2% del presupuesto de salud de la mayoría de los países se destina a servicios de salud mental. 

Además, muchas comunidades se quedan sin recursos para tratar el aumento de trastornos como ansiedad, depresión, estrés postraumático o adicciones , especialmente en zonas de pobreza estructural, violencia o migración forzada.

Ante esta realidad, surgieron diversas propuestas por parte del sector privado, como ONGs, fundaciones empresarias, programas de r esponsabilidad social corporativa , que tienen el objetivo de integrar la escucha activa, el acompañamiento psicosocial y el trabajo comunitario como partes esenciales del cuidado de la salud. 

Estas iniciativas no solo brindan atención clínica, sino que también dan herramientas de resiliencia, redes de contención y espacios seguros donde hablar de lo que duele, siendo que gran importancia debido a la nula prioridad que se le ha dado a este aspecto de la salud, la salud mental. 

Fundación Vivir Mejor, una organización creada en Medellín, Colombia, es un ejemplo de esto. Ofrece acompañamiento emocional gratuito a mujeres víctimas de violencia de género . Su programa “Círculos de escucha” que combina sesiones individuales con terapias grupales y capacitaciones para promotoras comunitarias. 

En la Argentina, el Programa Puentes creado por una red de clínicas privadas con organizaciones barriales, ofrece atención psicológica a jóvenes de barrios populares que fueron testigos de violencia urbana o que enfrentan situaciones de abandono. Articulan atención en salud mental dentro de centros de salud donde antes solo se tratarán enfermedades físicas. 

Son diversos los ejemplos que se pueden dar acerca del trabajo de privados en el sector de salud mental.  Cada vez más empresas y clínicas privadas están incorporando programas con enfoque emocional en sus estrategias de impacto social.

Este cambio responde tanto a un aumento de la conciencia sobre la salud integral como a una demanda social más amplia que exige un enfoque humano en las intervenciones sanitarias.

A pesar de los avances, los programas con enfoque emocional enfrentan diversos problemas, como es la dependencia de donaciones, voluntariado o presupuestos limitados dentro de empresas que aún no tienen como prioridad la salud mental como un eje estratégico.

La resistencia cultural es otra barrera importante ya que en muchas comunidades, hablar de emociones o buscar ayuda psicológica todavía se percibe como signo de debilidad. Por eso, muchas de estas iniciativas también deben trabajar en procesos de sensibilización, educación emocional y ruptura del estigma.

La importancia de la integración de prácticas tradicionales, lenguas originarias y liderazgos locales es fundamental para que estas intervenciones tengan el éxito que se necesita.

Por supuesto que el enfoque emocional en salud no reemplaza la atención médica tradicional, pero la complementa y la potencia. Diversas investigaciones indican que los resultados clínicos mejoran cuando las personas se sienten valoradas, comprendidas y acompañadas.

Por eso, impulsar estas iniciativas, sistematizar buenas prácticas y promover alianzas entre sectores públicos y privados es clave para expandir el modelo. En un mundo marcado por diversas crisis, desde la pandemia hasta el cambio climático, la salud emocional se convirtió en una herramienta esencial para la resiliencia colectiva.

Escuchar, contener, comprender, acompañar son gestos simples que, cuando se integran con profesionalismo y compromiso, tienen un enorme poder curativo. Porque curar también es escuchar. Y porque, para muchas comunidades, ser escuchadas es el primer paso para sanar todo tipo de problemáticas, que necesita de este enfoque.

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